25 de noviembre de 2010

Día 10

Creo que este es mi décimo día en esta isla, aunque he perdido la cuenta significativamente. Las noches las paso en vela por el frío, mientras que duermo bastantes horas durante el día. El animal ha crecido: ahora se asemeja a un gato de tres semanas de edad, cosa por la cual no me cuadran los cálculos de mis dias aquí. Puede que hayan pasado más días que diez, pero eso ya me deja de importar a cada minuto que pasa. El otro día me acordé del señor Blanco, ese misterioso personaje con el que me carteaba a menudo. Soñé con él; sosteníamos una larga conversación sobre las verdades de este mundo. Pero yo callaba, no le contestaba. Me preocupa mi refugio: ayer se voló la tela y ahora mi techo se compone exclusivamente de hojas. Mis días se hacen eternos; son silenciosos, como mucho despertados por los ruidos de la selva, los animales que yo no he conseguido cazar. Tal vez el gato, cuando crezca...

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